Sevilla Shemale Escort Review: Alana Ribeiro - Cómo tomar bien por culo con una travesti.
En mi educación nacional-católica- los putos curas hablando en plata- había un opúsculo, escrito por un fraile capuchino que se titulaba "Cómo confesarse pronto y bien". El título de este texto elimina el adverbio "pronto", claro está, porque cuanto más tiempo retengáis el sublime carajo de Alana en el ojete más disfrutaréis. Y digo bien lo de sublime porque es un trabuco largo, grueso, de cilíndrica tersura. Cuando Alana te abre la puerta desnuda, sus imponentes dimensiones corporales (1'80 con sandalias de tacón) empiezan a ondular ante ti, precediéndote en el camino a la alcoba.
Calenté mis manos en la tibieza de su suave piel y mi boca se fue hacia sus tetazas, mordisqueándole los pezones mientras ella se sacudía la zambomba, descapullándola. El efecto de mis mordiscos activó todavía más la erección de la polla y ya en las primeras mamadas, sentado en un lado de la cama y ella de pie ante mí, alcanzó una consistencia pétrea. Pero yo aún la quería más dura para mi culo y Alana también.
"Abre bien la boca, puta", me dice antes de empezar a follármela.
Yo ya estaba salivando de gusto y no me costó nada engullírmela hasta los huevos. Luego vinieron las lágrimas y las arcadas, pero era el precio para entrar en el Paraíso.
Me dio por culo en tres tiempos, cuya gradación climática trataré de describir. En el primero estaba completamente acostado boca abajo, en decúbito supino y Alana me ensartó fácilmente. Notaba cada ángulo de su cuerpo y la calidez de sus tetas en mi espalda. La posición era ideal para que me mordisqueara la nuca. Me estaba follando como a una perra salida y yo procuraba abrirme lo más posible a sus acometidas. La postura impedía que su misilazo entrara del todo en mi ojete y al poco rato de su enérgico bombeo me sugirió que me pusiera de lado. "Esta vez te la he metido hasta los huevos, puta", me dice. Estaba claro que debíamos pasar a mayores.
El tercer tiempo fue el más largo. Yo estaba frente a ella, con un pie en cada hombro. Me separé las nalgas con las manos para que mi agujero fuera más incitante a sus embestidas. Con la lengua fuera, repasándome los labios con ella- la próxima vez llevaré mi barrita Pinaud rojo clavel- le dije:
"¿Te gusta mi culo? Lo tengo caliente para ti".
" Sí, puta, me encanta", me contesta mientras me suelta varios escupitajos en la cara.
Su cara revela un alto grado de concentración en su tarea penetradora. Con una mano sujeta el cabezal de la cama para que no se desplome como la última vez.
"¿Te va subiendo ya la leche desde los huevos?", le pregunto.
"¿Quieres que te llene la boca, putacerda?" Le digo que sí entre jadeos.
Se quita el condón. Antes de la corrida me sugiere un 69. La acción succionadora de sus labios es tan potente que estoy a punto de correrme. Su polla está supercaliente y tiene cierto regusto a mi propia mierda que ha traspasado el condón. No pierdo una gota de su copiosa corrida que engullo en dos o tres tragos: deliciosa, densa, muy salada.
Le he propuesto que, para nuestro próximo encuentro, me reciba tan desnuda como en el de hoy pero con el culo sucio para que se lo limpie con mi lengua. Será un relato para la pocilga de las putacerdas del foro y espero comulgar bajo las tres especies que su cuerpo exhala.
Calenté mis manos en la tibieza de su suave piel y mi boca se fue hacia sus tetazas, mordisqueándole los pezones mientras ella se sacudía la zambomba, descapullándola. El efecto de mis mordiscos activó todavía más la erección de la polla y ya en las primeras mamadas, sentado en un lado de la cama y ella de pie ante mí, alcanzó una consistencia pétrea. Pero yo aún la quería más dura para mi culo y Alana también.
"Abre bien la boca, puta", me dice antes de empezar a follármela.
Yo ya estaba salivando de gusto y no me costó nada engullírmela hasta los huevos. Luego vinieron las lágrimas y las arcadas, pero era el precio para entrar en el Paraíso.
Me dio por culo en tres tiempos, cuya gradación climática trataré de describir. En el primero estaba completamente acostado boca abajo, en decúbito supino y Alana me ensartó fácilmente. Notaba cada ángulo de su cuerpo y la calidez de sus tetas en mi espalda. La posición era ideal para que me mordisqueara la nuca. Me estaba follando como a una perra salida y yo procuraba abrirme lo más posible a sus acometidas. La postura impedía que su misilazo entrara del todo en mi ojete y al poco rato de su enérgico bombeo me sugirió que me pusiera de lado. "Esta vez te la he metido hasta los huevos, puta", me dice. Estaba claro que debíamos pasar a mayores.
El tercer tiempo fue el más largo. Yo estaba frente a ella, con un pie en cada hombro. Me separé las nalgas con las manos para que mi agujero fuera más incitante a sus embestidas. Con la lengua fuera, repasándome los labios con ella- la próxima vez llevaré mi barrita Pinaud rojo clavel- le dije:
"¿Te gusta mi culo? Lo tengo caliente para ti".
" Sí, puta, me encanta", me contesta mientras me suelta varios escupitajos en la cara.
Su cara revela un alto grado de concentración en su tarea penetradora. Con una mano sujeta el cabezal de la cama para que no se desplome como la última vez.
"¿Te va subiendo ya la leche desde los huevos?", le pregunto.
"¿Quieres que te llene la boca, putacerda?" Le digo que sí entre jadeos.
Se quita el condón. Antes de la corrida me sugiere un 69. La acción succionadora de sus labios es tan potente que estoy a punto de correrme. Su polla está supercaliente y tiene cierto regusto a mi propia mierda que ha traspasado el condón. No pierdo una gota de su copiosa corrida que engullo en dos o tres tragos: deliciosa, densa, muy salada.
Le he propuesto que, para nuestro próximo encuentro, me reciba tan desnuda como en el de hoy pero con el culo sucio para que se lo limpie con mi lengua. Será un relato para la pocilga de las putacerdas del foro y espero comulgar bajo las tres especies que su cuerpo exhala.
Added on February 14, 2018 at 12:00 am